LÍMITES DEL HUMOR 4: REFLEXIÓN.

El humor es ficción y, en una sociedad moderna, al igual que la libertad de expresión esta no debería tener límites.. Las líneas rojas del humor son muy finas y cambian dependiendo del tiempo, lugar y tolerancia del propio país. El contexto es clave para entender el significado de fondo. Limitar el humor es complicado al no existir un reglamento concreto y, en cierto modo, ilógico, aunque si que hay que tener algo de tacto. Quien hace bromas acerca de una minoría o sector oprimido al que no pertenece (cuestiones de raza, género, riqueza…) hace un humor que relativiza la lucha de cierto colectivo desde su posición privilegiada. Pero como decía antes todo depende del contexto en el que se ubique y una persona perteneciente a una minoría puede entender que no existe mala intención en un chiste y reírse sin problema con el. El humor al igual que el arte, tiene la capacidad de generar sensaciones y no siempre estas tienen por qué ser buenas o agradables.
Podríamos concluír que a primera vista, los límites de humor los pone el monologuista o el que hace la broma. En él reside la autoría de la broma y decide asumir las consecuencias futuras.

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